PARA NO MORIR HABRÍA QUE NO HABER NACIDO
La
muerte es algo que pasa ante nosotros en cada momento y en todas las etapas de
nuestra vida. Recuerdo que cuando era niño bese la frente del cadáver de mi
abuelo que yacía sobre un camastro. Mi madre estaba sentada ante él y me pidió que
le diera un beso y se lo di sin prejuicio alguno. El rostro de mi abuelo estaba
completamente pálido y rígido, había fallecido de una neumonía de la que había
enfermado luego de quedarse dormido a la intemperie estando borracho.
Nadie
sabe cómo le vendrá la muerte, sí repentinamente por un infarto o un accidente;
por una enfermedad incurable o simplemente porque nuestro caducidad llegó.
Aunque estamos tan seguros que la muerte nos sobrevendrá particularmente y que
después de ello el mundo seguirá girando. Pero eso podría revertirse, ya que
pocas veces pensamos en la posibilidad de que nuestra muerte sea parte de una situación
masiva, es decir, producto de una hecatombe mundial o porque simplemente el
universo así lo quiso y un asteroide, un cometa o un agujero negro devoró a la
Tierra y a nosotros junto con ella.
Que
quiero decir con esto, que nuestra muerte puede llegar solitaria o con toda la
humanidad, pero de que vamos a morir, vamos a morir, no hay vuelta de hoja.
Porque para no morir habría qué no haber nacido, pero una vez nacido nuestra
caída hacia la muerte es inevitable, a pesar de todo el miedo que le tengamos o
de todo el amor que alberguemos por la vida.
De
que sí que no hay motivo para no hablar de ella, incluso de no celebrarla como
lo hacemos cada 1 y 2 de noviembre los mexicanos, pues departir de ella y con
ella no debe ser un tabú ni nada por el estilo. Puesto que es la realidad más
segura debemos tenerla presente en todo momento, si se quiere, de manera
particular o colectiva.
Dicen
que hay dos miedos terribles que tienen los seres humanos: enloquecer y morir.
Aunque le tengo más miedo a morir que a enloquecer, porque pienso sería un
alivió abstraerme del mundo o de la realidad a través de la locura, y no darme
cuenta del momento en que me llegue la muerte.
*Imágenes compiladas de Google
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