Una dosis de violencia diaria: la nota roja

Por Raymundo Colín Chávez

Los mexicanos estamos dentro de los primeros lugares en el consumo de notas rojas. Nuestro morbo es bien conocido y explotado por periódicos y medios televisivos que presentan en sus titulares y noticiarios cotidianos lo más vil del alma humana, a través de notas e imágenes sangrientas que la criminalidad o la tragedia dejan a su paso.
Preocupado por ello y por el cañoneo que algunas empresas mediáticas realizan diariamente hacia la población, quise saber qué era lo que les provocaba en verdad al mirarlas y me di a la tarea de preguntar a personas de mi entorno laboral, familiar y comunitaria sus impresiones acerca de lo que me inquietaba.
Son las seis de la mañana. Antes de acudir a trabajar enciendo la televisión para enterarme cómo está el país y el mundo. Es Once Noticias el de mi preferencia porque su perfil editorial no tiene un fondo amarillista o sangriento. Pero como a mi esposa le gusta más ver Las Noticias con Erick Camacho de FOROtv, perteneciente a la cadena Televisa, suelo mirarlo dos o tres veces a la semana.
La mayoría de las noticias que se transmiten en FOROtv son notas rojas, donde se resalta la cruda realidad de inseguridad y violencia que se vive en el país. Esa parece ser la labor de dicho canal: bombardear a los televidentes con escenas de accidentes terribles, balaceras, asesinatos, enfrentamientos entre narcotraficantes y miembros de las corporaciones de seguridad pública, entre otras escenas de robos a ciudadanos y caos vial por las marchas y manifestaciones de descontento en contra del gobierno actual.
El sentimiento que me transmite dicho noticiero, francamente, provoca en mí la idea de vivir en un país donde la muerte tiene permiso para asaltar, asesinar, linchar, torturar, secuestrar, desaparecer, violar, torturar, defraudar, corromper, prostituir… Un país donde ninguna promesa gubernamental o política podrá acabar con la barbarie y la zozobra que se cierne sobre sus ciudadanos.
La nota roja, género periodístico de baja calidad, producto mediático que lo único que busca es aprovecharse del morbo que desencadena en las personas para vender sus impresos de mala muerte. Los que las publican y firman, a mí parecer no son periodistas, pues qué talento puede haber en aquellos que publican el horror fotográfico o la nota que da cuenta de un hombre decapitado o apuñalado.
¿A eso se le puede llamar noticia? ¿A eso se le puede llamar periodismo? No, porque el verdadero periodismo no busca lo fácil, ni tampoco el fin meramente comercial, sino cumplir con la digna labor de informar a su sociedad. Ese es el fin de los auténticos periodistas. Por lo que la nota roja es un mero espectáculo tenebroso que explota los más bajos instintos en quienes los consumen.
Pero no se les puede prohibir ni censurar, la libertad de expresión plasmada en nuestra Constitución Política garantiza su distribución sin cortapisas, bajo la responsabilidad de quienes las ven y leen. Aunque la sociedad debería tomar conciencia de lo dañino que pueden ser dichas notas, reproductoras de valores necrofílicos y de barbarie. Pero la violencia y la sangre es lo que más se vende actualmente; sombrío circo que no termina de saciarse.
Una vez elaborado el cuestionario con las preguntas de donde extraería las respuestas que estaba buscando, lo comencé a aplicar entre mis familiares, amigos y profesores de la preparatoria en donde trabajo. La mayoría las contestó cavilando cada una de las seis preguntas de que constaba el cuestionario. Algunos preguntaron para qué me serviría la información, otros me conminaron a no hacer mal uso de los datos que me estaban proporcionando. Los más externaron su preocupación de no haber contestado bien las preguntas.
Cuando terminé de aplicar el cuestionario a las 20 personas que me propuse, me senté a vaciar la información de los reactivos que midieron el promedio de notas rojas que ve cada persona por día, el noticiario en donde las mira y piensa se transmiten más notas rojas, la razón por las que las mira; la emoción que le causa mirarlas; si piensa que su transmisión reproduce la violencia, y, si genera o no conciencia social ver este tipo de notas.  Estos fueron los resultados obtenidos:
 La mayoría de los entrevistados dijo ver de 5 a 8 notas rojas diarias a través de Milenio TV y Foro TV; para medir el grado de inseguridad que hay en el país y que verlas les provocaba angustia e inseguridad. La mayoría aseguró que las notas rojas sí son reproductoras de violencia y que exhibirlas constantemente no tenía un fin social de informar o generar conciencia, sino de generar terror entre los televidentes.
Contrario a lo que comúnmente se piensa que la nota roja tiene su sustento en la morbosidad y que esto le proporciona cierto placer a quienes las consumen, el cuestionario arrojó que la gente las ve para observar el panorama de violencia y tomar sus precauciones y que ello lejos de darles tranquilidad les provoca un estado de inseguridad que altera sus vidas.
Pero es tal la atracción que tiene la nota roja, que es imposible no mirarla; la seducción de ver la desgracia del otro nos hace voltear donde la sangre y la muerte mana. Aunque la nota roja también nos recuerda nuestra mortandad, lo frágiles que somos y la capacidad de saña que los seres humanos podemos segregar en un momento dado.































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